Ahora que nos han sorprendido las visitas de lectores rusos (de una noche a otra aumentaron algunas docenas) nos hemos dado cuenta que nuestro lenguaje no conoce fronteras.
Gracias a los traductores instantáneos de Google, la revista se puede leer con fluidez sea cual sea tu idioma natural.
En realidad, el lenguaje de Motor y Volante no está diseñado para todos los gustos ni para todas las capacidades de lectura. Si observas con detalle y cuidadosamente nuestra (y tuya también) revista, verás que elige temas para presentarlos de una manera más analítica y más profunda que el resto de los medios. Y muchas veces para hacerlo utiliza un lenguaje que queda por encima de las capacidades de algunos individuos.
Es natural y así lo proyectamos desde el principio.
En otras palabras, nuestra segmentación no obedece a términos socioeconómicos sino a los elevados escalones de la capacidad de comprensión y de la educación.
Es decir, no es que nuestros lectores sean más ricos, pero si son más inteligentes.
Por eso mismo muchos nos tildan de arrogantes o demasiado selectivos, mientras otros medios lo que presumen es que tienen un alcance masivo, gigantesco, a cambio de poca exigencia de quienes los leen, que se conforman con unos cuantos datos y frases hechas. A lo bruto, pues.
De nosotros esperan juicios, opiniones y comentarios espinosos, debates difíciles, que echen a andar las neuronas, no solo mirando dibujitos y peliculitas.
Así que por eso estamos celebrando con nuestro logotipo temporal en ruso, y en el alfabeto cirílico, para jugar con la idea de que nuestro lenguaje no tiene fronteras, y para darles la bienvenida a nuestros nuevos lectores eslavos.
En el resto de los países, ojalá que tú seas de quienes la disfrutan. De quienes pueden disfrutar ese lenguaje selectivo.